sábado, 7 de mayo de 2011

La banda sonora de nuestras vidas (I)

La mirada del adiós-Los Rodríguez


La serie que ahora comienzo y que me he dignado en denominar "La banda sonora de nuestras vidas" (en honor al grupo sueco The Soundtrack of our Lives), tiene como misión desvelar, canción a canción, el desaforado amor que siento (sentimos) por la música. No se trata de enumerar y comentar canciones sólo por su calidad artística que, espero que en la mayoría de los casos sea del agrado de la mayoría, sino comentar esas canciones que en algún momento de la vida han sido importantes para nosotros.
Puesto que este es el primer capitulo, supongo que nada mejor que empezar por el principio. La verdad que cuando era pequeño la música no me interesaba demasiado, hecho que se afianzaba en que en mi casa tampoco se escuchaba demasiado. Recuerdo escuchar en el coche alguna cinta de Loquillo y Trogloditas, que mi hermano conseguia colar ante las quejas de mi madre, quien prefería algo más tranquilo al punkabilly que por aquellos días practicaban la banda barcelonesa, algún vinilo de los Beach Boys y alguno de Luis Cobos (si, hubo un tiempo en que estuvo de moda) Lo cierto es que yo era feliz sin preocuparme demasiado en lo que sonaba en la radio, en si los cassettes piratas iban a acabar con la música o si los Rolling Stones se habían convertido en un dinosaurio enamorado de sí mismo; vamos que me importaba un carajo todo. Pero todo eso cambió en el momento en que cayó en mis manos el disco arriba ilustrado, el "Buena suerte" de Los Rodríguez.
No recuerdo muy bien como me dio por escucharlo, supongo que me gustaría la portada o algo por el estilo; lo importante es que en el momento en que el disco empezó a sonar, algo de mi interior empezó a cambiar y me liberé del oscuro ostracismo en el que me encontraba. Lo que estaba escuchando en ese momento era tan novedoso para mí (luego descubrí que no lo era tanto), mi hacía sentir tantas emociones, que parecía que todas mis células habían comenzado una revolución en mi cerebro. Quizá parezca exagerado, pero tened en cuenta que yo era un chavalín de 14 años virgen en esto del gusto musical.
No voy a extenderme contando las virtudes de este disco, así que me ceñiré a la canción en cuestión. "La mirada del adiós" desde la primera vez que la escuché resultó conmovedoramente especial para mí. Supongo que será por su sutil sencillez en la música y en las palabras, lo que hace de ella tan irresistible; esa introducción al organo hammon de Calamaro, esa queja sentida por el amor que se va, las palabras que podrían ser dichas a cualquiera pero que parecen que están escritas sólo para ti... La verdad es que se convirtió en la canción a la que siempre recurría para curar (o deleitarme más en el dolor), cada vez que sufría un desengaño amoroso; y tengo que decir que en mi fase pubertosa fueron bastantes. Ahora que lo pienso, ultimamente ya no recurro a ella en estas situaciones, supongo que será porque ya he fabricado una coraza más fuerte y las penas ya no son tantas, o porque no he vuelto a encontrar a una mujer que me hiciera sentir como entonces (es cierto que cuando creces las relaciones se vuelven más sofisticadas y hasta cierto nivel más intesas, pero no creo que haya nada como el descubrimiento del amor adolescente). Lo que sí es cierto, es que cada vez que vuelvo a escucharla me vuelven a la memora las chicas y las sensaciones de entonces, lo que creo que la hace más especial todavía.
Bueno, supongo que después de todo este sermón lacrimógeno ya os habréis hecho una idea de por qué he decidido seleccionar esta canción. Os animo, si queréis, que aportéis alguna otra canción que haya sido importante para vosotros y así hacemos de esto algo más interactivo. Salud y rock 'n' roll!!!

1 comentario:

Mariano López dijo...

That's the way Lebowski, that's the way...