EL SERMÓN DEL REVERENDO


Querido Paco:
Valencia está de luto, y razones hay para ello. A partir de ahora, ¿Cómo vamos a sobrevivir sin esas maravillosas perlas con que nos regalabas los oídos de vez en cuando? Palabras como “Luna, furgoneta, cuneta”, y un larguísimo etcétera, ya han pasado a formar parte de las clásicos del humorismo valenciano de todos los tiempos. ¿De dónde vamos a sacar ahora inspiración tanto nosotros, como  Xavi Castillo, Prunateatre, la gente de Corruptia, y muchos más, todos nosotros sin duda miembros de una conspiración judeomasónica de rojos desaprensivos? Con tu marcha, todos los que de alguna manera tratamos de hacer sonreír al público perdemos a un gran maestro.
Por eso nos pusimos muy tristes con la noticia, aunque tú en la rueda de prensa (sin preguntas, of course. Hay que mantener las formas hasta el final) parecía que te lo estabas pasando en grande, ya que, como gran maestro del humor que eres,  no parabas de reírte, tratando de endulzarnos un trago tan amargo como el que estábamos atravesando mientras te hacías el harakiri públicamente. Tratando de alegrarnos por última vez (no te quepa duda de que al menos esta vez, sí lo conseguiste). No salíamos de nuestro asombro, a través de la información pormenorizada que nos ofreció Canal Nou, “la televisió de tots els valencians”, con una programación especial que se extendió hasta la madrugada, con análisis profundos y objetivos, conexiones en directo, entrevistas a los principales implicados… en definitiva, periodismo de calidad como el que nos tiene acostumbrados el ente público comunitario, que para eso lo pagamos entre todos. En realidad, sabemos que tu dimisión habrá hecho enrojecer de ira a Zapatero y sus hordas de sociatas, ya que ven como se les va a colar un parado más en las estadísticas. Porqué nosotros, Paco, que vemos Canal Nou todos los días, creemos a pies juntillas en tu honorabilidad, y por eso no nos creemos eso de que tú, dando ejemplo una vez más a tod@s l@s valencian@s, al haber dimitido de tu puesto de trabajo no vayas a inscribirte en el Servef, y nos hagas compañía a l@s 600.000 valencian@s que ya estamos por allí, superando ampliamente la media de parados del resto de comunidades españolas. Y subiendo. La verdad, Paco, es que no sé cómo hay gente empeñada en no creerte cuando decías eso de que somos los números uno de España. A la vista está.  Y como el resto de televidentes de Canal Nou, no nos explicamos eso de que un día eras el honorable President de la mejor comunidad del mundo mundial, y al día siguiente dimites por no sé qué juicio sin ningún fundamento, tú, que te vas tan “completamente inocente”, porqué claro que te pagas tus trajes, jeje, tú te pagas tus trajes. Porqué nosotros creíamos en ese concepto tan trasnochado de que sí uno es inocente, no tiene porqué dimitir, así que gracias Paco, por sacarnos de nuestro error, y amoldar nuestros anticuados esquemas mentales a los tiempos que corren.
Dimites  para que el presidente de tu partido alcance la presidencia del gobierno. Un partido que para alejarse definitivamente de cualquier sombra de corrupción y dar una imagen de honorabilidad a prueba de bombas, ha tenido a bien nombrar como tu sucesor a un señor apellidado Fabra. Yo sé que tú lo has hecho como un último favor para tod@s l@s valencian@s, Paco, porqué ¿quién sabe?, igual ahora nos toca el gordo de la lotería cuatro veces a cada uno, y así salimos de pobres. Yo la verdad es que una estatua de 24 metros tendría complicado colocarla ahora mismo en el balcón, aunque con cuatro premios gordos digo yo que me dará para una mansioncita con jardín donde mi descomunal efigie quedará la mar de resultona.
Paco, cuando uno deja la que ha sido su casa durante los últimos 8 años puede llegar a experimentar una inevitable sensación de soledad y desamparo. No te preocupes. Dentro de poco unos cuantos amiguitos del alma te harán compañía en el banquillo, todos ellos tan completamente inocentes como tú, y como sois todos tan aficionados a ir de punta en blanco y a la última moda (como la gente de bien, faltaría más), supongo que ya sabréis que allí donde quieren enviaros los trajes a rayas son el no va más. En fin, no quisiera despedirme de ti sin olvidar la idea principal de tú última actuación, que vaya usted a saber porqué tipo de problemas técnicos no pudo ser retransmitida en directo. La idea del sacrificio. Un sacrificio épico, por Dios, Valencia y España (cierra, Santiago, cierra, que se nos escapan). Uno de esos sacrificios que no tiene nada que ver con los sacrificios de los gorrinos, donde tras matar al animal solo se puede sacar de provecho simples e insignificantes chorizos y morcillas. Aunque ya sea para exquisitos jamones, ya sea para algo menos sabroso choped, a todo cerdo le acabe llegando su San Martín.

                          Reverendo Perkins